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El poder en la sombra
Sebastián es el consejero real y auténtico cerebro político del reino. Aunque no ocupa el trono, controla gran parte de las decisiones gracias a su astucia y su influencia sobre el príncipe. Se presenta como un personaje que ejerce el poder desde la sombra, manipulando situaciones a su favor. Su presencia aporta tensión y refleja la cara más calculadora de la política dentro del musical.

Un carácter frío y manipulador
El carácter de Sebastián se define por su inteligencia estratégica y su capacidad de manipulación. Calculador, persuasivo y con un gran dominio de la palabra, sabe cómo mover los hilos para mantener el control. Carece de la ternura de otros personajes y se muestra como un hombre centrado en conservar su influencia, convencido de que solo él sabe cómo dirigir el reino.
El sueño de conservar el control
La aspiración más clara de Sebastián es mantener su posición de poder. No busca la gloria pública, sino la seguridad de seguir siendo indispensable en el gobierno. Su ambición está ligada al control, al dominio sobre las decisiones políticas y a la creencia de que el príncipe necesita su guía constante. Es un personaje que representa la cara pragmática y fría del poder.
El símbolo del poder manipulador
Sebastián encarna el poder político que se ejerce desde la sombra, basado en la manipulación y el interés personal. Su papel es esencial en el musical porque muestra cómo la ambición puede alterar el rumbo de un reino. Representa el contraste con los ideales de justicia y bondad, recordando al público que el poder, sin empatía, puede convertirse en un arma peligrosa.
Sebastián en Cenicienta, El Musical
Sebastián es uno de los personajes más intrigantes y determinantes de Cenicienta, El Musical. Como Lord Canciller, tiene un papel clave en el funcionamiento del reino. Su poder no proviene de la corona, sino de su astucia para manejar los hilos del gobierno desde la sombra. Este rol lo convierte en una figura esencial para comprender los conflictos de la trama.
El poder detrás del trono
Aunque el príncipe es la figura visible del reino, Sebastián es quien realmente ejerce gran parte del control. Su experiencia, su inteligencia política y su habilidad para manipular lo sitúan como el verdadero estratega. Desde esta posición, dirige gran parte de los acontecimientos, mostrando cómo en los reinos —y también en la vida real— el poder a menudo se concentra en quienes saben manejar la influencia.
Un carácter marcado por la manipulación
El temperamento de Sebastián refleja una combinación de inteligencia y frialdad. Sabe analizar las situaciones, encontrar oportunidades y utilizarlas en su beneficio. Su capacidad para persuadir lo convierte en un personaje difícil de enfrentar. No muestra empatía ni bondad, porque su visión del mundo está ligada a la política, al control y a la necesidad de mantener el orden según sus propios criterios.
Una ambición clara
El deseo más profundo de Sebastián no es figurar en público, sino conservar su influencia. Busca mantener su lugar como consejero indispensable, convencido de que sin él el reino no sabría cómo funcionar. Este objetivo lo impulsa a tomar decisiones cuestionables, siempre orientadas a asegurar que nada escape a su control. Para él, el poder es seguridad, y la seguridad es un fin en sí mismo.
El antagonista político
Sebastián cumple el papel de antagonista desde el ámbito político. Mientras Cenicienta representa la bondad y el príncipe la búsqueda de autenticidad, él encarna el pragmatismo y el interés personal. Su influencia sobre Topher pone en riesgo la justicia y el bienestar del reino, lo que lo convierte en una amenaza constante para la esperanza de un futuro más justo.
La lección del poder sin empatía
El personaje de Sebastián permite reflexionar sobre los peligros de ejercer el poder sin valores humanos. Su manipulación muestra que la inteligencia, cuando no se acompaña de ética, puede convertirse en una herramienta dañina. Representa a todos aquellos que creen que los fines justifican los medios, recordando al público la importancia de liderar con responsabilidad y no solo con estrategia.
Un personaje necesario para la trama
La presencia de Sebastián es imprescindible porque añade complejidad a la historia. Su papel como consejero manipulador genera los conflictos que impulsan la evolución del príncipe y permiten que Cenicienta brille como voz de esperanza. Sin un antagonista político de este calibre, la trama perdería gran parte de su tensión y de su mensaje sobre la necesidad de cambios reales.
Un espejo de la ambición humana
Más allá de la fantasía, Sebastián refleja una realidad muy humana: la tentación de aferrarse al poder y de utilizarlo en beneficio propio. Su figura es un recordatorio de que la verdadera grandeza no está en el control, sino en la capacidad de usar la influencia para construir un futuro más justo. En el escenario, aporta intensidad, intriga y un contrapunto que hace aún más valiosa la luz de los protagonistas.